De vez en cuando desearía ser así. Dejar de causar dolor en cada persona que me rodea e intenta ayudarme. Dejar de ser una decepción para mis familiares y mis profesores al no aplicarme al fondo con mis estudios. Pero sobretodo, a mis tres entrenadoras que han sido para mí como unas madres, quienes me han llevado al extremo de llegar a la competición de Cataluña.
He dejado a un lado mi mayor meta, me dejado de lado mi gran sueño, algo que quizá no vuelva a recuperar hasta de aquí una buena temporada, aún así, espero que cuando vuelva, sea todo a mejor.
Dejar un deporte a muchos os puede parecer una tontería y sobretodo ponerse así, pero cuando ese deporte es el único que ha llegado a animarte en los peores momentos, relajarte cuando no podía nadie y sentirte incluso a salvo y querida, no tiene precio alguno.
Natación, seguirás dentro de mí, siempre.