Hoy, subiré otro de los relatos que tengo en mi página, éste se titula "Más que amigas"
Su historia comienza cuando ellas tienen sus 15 años, María cuenta como comienza a sentir algo por su amiga Lina y las dos se dan cuenta que es algo más que una simple amistad, que comienzan a enamorarse.
Desde hace ya unos, cuantos pocos años, mi amiga Lina y yo éramos intimas, éramos como hermanas y nos comportábamos como tales, dormíamos siempre juntas y nuestros padres estaban de acuerdo que estuviésemos así de bien.
Su padre y el mío trabajaban en la misma empresa y mi madre y la suya eran igual de amigas que nosotras, pero seguro que lo que comenzábamos a sentir una por la otra, ellas no lo habían experimentado, ¿o quizá sí?
A nuestros 15 años no queríamos admitir que nos gustábamos, era algo fuera de lo normal, algo que si le contábamos a las demás nos llamarían locas y no les gustaría estar con nosotras. Evitábamos sentir esos sentimientos y actuábamos como si no sucediese pero quizá, y solo quizá, estábamos comenzando a distanciarnos cada vez, y finalmente llego a nuestros oídos la peor noticia que habíamos escuchado nunca, pero gracias a ella nos unió otra vez.
Lina tenía que marchar a Madrid con sus tíos, por la falta de dinero que había, no solo les afectaba a ellos sino a nosotros, y a mí eso no es que me importase mucho, lo que realmente lamentaba yo, era que Lina tuviese que irse tan lejos. De Barcelona a Madrid hay mucha distancia, no podría ir a visitarla cuando quisiese, ¿A quién le contaría ahora mis historias? A mí me encantaba inventarme historias fantásticas y a Lina le encantaba escucharlas y a veces mientras yo las contaba ella también decía algún suceso sobre ella.
No solo era eso, sino, ¿Quién le ayudaría a salir de las garras de Alex? Alex era el chico más guapo de clase, o quizá de todas las clases del mismo curso que nosotras, al ver que yo lo rechazaba comenzó a enamorarse de Lina.
¿Quién vendría a casa a comer? ¿Quién jugaría conmigo a la Wii? Mis padres no tenían mucho tiempo para mí… ¿Quién sería como una hermana o algo más?
Lina solía llevar vestidos preciosos casi iguales que los míos y llevaba siempre algún que otro lazo en la cabeza, al contrario que yo, porque a mí me gustaba llevarlo suelto y sin nada, pero a ella le sentaban genial.
Entre ella y yo había un lazo especial, algo que nos unía y no dejaba de sorprendernos cada día tras día, era un sentimiento extraño pero dulce a la vez, y a nosotras nos encantaba.
-Te echaré de menos –Decía una y otra vez cuando nos sentábamos en el banco del parque mientras merendábamos
-No digas eso boba, ya verás cómo no te irás –Le respondía con ánimos para que no se diera cuenta que estaba destrozada por la noticia.
-Te quiero mucho María – decía siempre al final antes de irse a casa.
-Y yo Lina
Quizá cuando yo le decía también que la quería, pensaba que era de forma amistosa, pero resultaba que no era así, en verdad yo estaba enamorada de ella.
Pasaba día y noche pensando en alguna solución para que Lina no se fuera a vivir a Madrid, y ¡Zas! Por fin la mejor idea paso por mi cabeza, descarté todas las que tenía en mente y comencé a tracear un plan finalmente, podría irme a dormir y descansar tranquila, ya lo tenía todo pensado, le contaría a mi madre al día siguiente solo bajar a desayunar a ver que le parecía.
A la mañana siguiente salí de la cama con un salto, corrí hacia las escaleras, me dirige hacía la cocina, me senté en la mesa blanca que había situada en una esquina y le di un susto:
-¡Mamá! Como ya sabrás no quiero que Lina se vaya a Madrid y ella tampoco quiere marcharse
-María, come por favor
-¡Pero escúchame mamá!
-A ver dime.
-Ayer por la noche estuve pensando en la mejor solución para que Lina se quedase cerca de sus padres – en verdad, me importaba más que estuviese cerca de mí que de sus padres, y puede sonar un poco egoísta, pero es verdad, yo no quería separarme de ella por nada del mundo. - ¿Y si se queda con nosotros? Es decir, vivir con nosotros la misma temporada que iba a vivir con sus tíos, así estaría cerca de ellos y evitaríamos que les echara de menos y lo pasase mal. – proseguí
-A ver María, ¿No ves que es imposible?
-Sí no lo probamos, nunca sabremos si es realmente imposible.
-Vale, venga, pero se lo preguntaré primero a ellos a ver qué les parece la idea.
Sí, era la hija de mamá, y ella siempre que le pedía algo podía hacer cualquier cosa para conseguirlo así que no me preocupe mucho sobre eso, sabía perfectamente que mi madre lograría convencer a los padres de Lina para quedarse en mi casa y así poder seguir estando juntas como lo habíamos hecho ya desde los 4 años.
Después de unas 2 horas mi madre volvió de casa de Lina y por fin me comunicó lo que mis oídos querían escuchar.
-¡María! ¿Cuál quieres que te diga, la buena o la mala noticia?
-Las dos a la vez
Por una vez en mi vida, mi madre me estaba dejando con la intriga, ¡Qué mala que es esta mujer!, pensé.
-La mala… ¡Es que no tenemos papel y tendrás que ir a comprarlo! Y la buena… ¡Qué he convencido a los padres de Lina para que se quede aquí!
¡Dios! No había estado tan feliz nunca, pensaba que era un sueño, no tarde nada en llamar a Lina para quedar con ella y contarle la grandiosa noticia, al cabo de 1 hora y media, pasó a buscarme y yo baje por las escaleras rápido, la cogí de la mano y me la lleve al parque.
-Lina, tengo una noticia para ti – le dije exhausta por la carrera que nos pegamos desde mi casa hacía el parque
-No me asustes María, ¿Qué es? –decía entre cortado por la falta de aire.
-Pues… ¿Quieres venirte a vivir con nosotros?
La cara de ella fue monumental, salió una sonrisa de oreja a oreja, como la cara que pone la chica en una relación, cuando el chico le pide matrimonio.
-¡CLARO! – exclamó saltando encima de mí
No sabía cómo reaccionar, aquello podía llegar a ser incomodo por un segundo para las dos. Yo no sabía realmente que sentía ella hacía mí, pero yo, sentía la necesidad de besarla y abrazarla como nunca había abrazado a alguien, era algo nuevo para mí, una nueva experiencia que sentía por primera vez en mis 15 años de existencia.
Pensé en que podría aprovechar y sacar el tema cuando ella ya estuviese instalada en mi casa, así podríamos aclararlo todo.
Pasaron los días y la nueva invitada ya estaba en casa, dormía conmigo en la litera de arriba, mi habitación tenía dos camas y un escritorio pegada con un armario, no era muy grande pero tampoco pequeña, se podría considerar una habitación cómoda y normal.
-Muchas gracias María, no sabes lo mucho que significa para mí pasar estos días contigo.
¡Joder! Me encantó que me dijese eso, era como si me estuviese diciendo que me amaba y que quería estar conmigo. Llegó la noche y yo ya tenía un plan para llevar a cabo esa conversación que con tantas ansias esperaba.
Estábamos las dos juntas con la luz apagada y con una linterna en la mano jugando a hacernos cosquillas y por fin llegó el momento. Nos quedamos mirándonos fijamente como si todo los que teníamos en nuestro alrededor desapareciese y solo estuviésemos en esas 4 paredes ella y yo, no sabía cómo reaccionar así que la besé, la besé con tanta delicadeza y mentiéndole la punta de la lengua poco a poco… Ella no se resistía, podían haber dos motivos, el primero que no supiera cómo reaccionar en esta situación y que pudiese sentirse incomoda y quedarse en shock o la segunda que ella también esperaba ese momento con ansias.
Mientras nos besábamos, ella dio la iniciativa, no sabía exactamente qué estaba haciendo hasta que noté como poco a poco iba desabrochando mi pijama y tocándome uno de mis pechos, así que yo le seguí, le comencé a subir mi mano fría y suave en su pierna hasta que llegase a un punto en que pudiese meterla dentro de su pijama y sus braguitas y sentir su húmedo y esponjoso sexo, poco a poco llegamos a estar desnudas y las dos al mismo tiempo tocando el sexo de cada una con una mano mientras nos tocábamos los pechos, que para ser un poco más específica, eran del mismo tamaño, mi grandes ni pequeñas , normales con el mugrón rosita claro.
Que excitadas estábamos, pensé.
Continuará…