sábado, 24 de noviembre de 2012

Una decisión


Hoy he tomado una decisión, pues no puedo seguir insistiendo si ya no hay amor. Si se nota en tu mirada y en tu forma de ser que ya no me amas y por eso eres tú tan cruel. Ya lo entendí, lo comprendí, que tus sentimientos no son hacia mí. Si tu no me amas, para que seguir... El amor tan solo no es palabra, sé que lo sabes pero hoy, yo me voy de tu lado, desconsolada, y ojalá te borre de mi pasado. Desde hoy, renuncio a tu amor, pues ojalá alguien te ame más que yo. Y diré no, cuando pida el corazón que regrese contigo, que no aguante dolor. Hoy te digo adiós aunque queme en el fondo de mi corazón...

viernes, 23 de noviembre de 2012

A los demás... A los demás ¡Qué les den!


Me preguntas que si estoy segura. Sí, lo estoy, siempre intento estarlo, siempre al máximo posible. Nunca se sabe si algo irá bien, si habremos tomado la decisión correcta, pero a veces, en cierto modo, se sabe, se intuye... Siempre estamos a tiempo de equivocarnos. Aunque arreglarlo no será tan fácil como insertar una nueva moneda y darle a play. En la cosas de la vida, nunca nada es fácil, y ah í está la gracia, el misterio. La vida es para los valientes, para los que se atreven a quedarse con las sonrisas y las siestas a destiempo, con las miradas desenfocadas a 5 milímetros de tu boca, y saber olvidar las lágrimas y los días grises. O pintarlos de azul. O a cuadros. ¡Qué más da! La vida está en manos de quienes saben convertir en dulce el más amargo de los cafés de un lunes. O un martes. O todos los días. La vida es para ti para mí, para NOSOTROS, y me preguntas si estoy segura de estar aquí, y ahora. Y sonrío, claro que sí, démosle al play, y a lo demás... A lo demás ¡Qué le den!

jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Y ahora qué?


Tu dijiste que todavía seríamos amigos. Pero no tenías porque alejarme así, haciendo como si nunca hubiera pasado y que no éramos nada. Yo ni siquiera necesito tu amor pero me tratas como a un extraño y me siento tan áspero.... No tenías que caer tan bajo. Y supongo que no necesito eso aunque ahora tu solo eres alguien a quien solía conocer.

martes, 20 de noviembre de 2012

Todos somos un poco cobardes



En el fondo hay cosas que nunca llegarás a decir por miedo. En realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado. Que las cosas que importan de verdad, son las que se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa... Hasta hay veces que sin tener lo que quieres, te da miedo perderlo. Pero no vale la pena forzar las cosas, todo ocurre cuando menos te lo esperas, como por arte de magia, para bien o para mal, te das cuenta de que nada depende de ti  que también depende de otros, eso hace que la vida sea tan curiosa. Que las cosas no tienen valor por sí solas, serán importantes en la medida que tú les des importancia.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Primavera - Tercera Parte


En aquél instante solo deseaba que una hada madrina o un genio que saliese de una lámpara maravillosa apareciese por arte de magia y me concediese pedir un único deseo: Poder salvarte.

Maldigo el momento en que el Doctor me hizo sentarme y pedirme un poco de paciencia, cuando me explicó que llevabas  desde hace un par de meses con revisiones constantemente y de las cuales no había escuchado nunca hablar ni salir de tu boca. Y entonces salió la única frase que no quería que saliese de él: “Hay que operarla urgentemente”.

El mundo se me caía encima y me parecía una pesadilla ya que la realidad era demasiado dura para tragármela de golpe. ¿Qué podía hacer? Necesitaba verte, necesitaba darte al menos un beso y un abrazo y decirte que fueses fuerte y no te rindieses, que al salir de aquél lugar tan horrible, estaría esperándote con los brazos bien abiertos.

Ya no recuerdo los numerosos cafés que me tomé por la ansiedad y lo nervioso y preocupado que estaba, aquellas horas que trascurrían en el reloj eran interminables.

Y sucedió, algo dentro de mí me hizo levantarme de aquella mesa en esa cafetería medio vacía y me hizo correr sin rumbo y sin razón hacia una ventana de cristal donde al otro lado, tú inconsciente estabas perdiendo la vida y llevándote la mía.

Perdí el control de mi cuerpo, caí extendido al suelo gritando a los cuatro vientos por que tenía que ocurrirte eso a ti mientras en mi cabeza pasaban múltiples cosas y  motivos donde no le encontraba explicación alguna. Y entonces, perdí el conocimiento.

Al despertarme, no reconocía quien era, ni que hacía allí. Me levanté de aquella camilla y me dirigí hacía el baño, me miré al espejo, que aspecto más horroroso. Mis ojos estaban rojos e hinchados, mientras mi rostro era pálido. No me apetecía nada en aquel momento, solo deseaba verte una vez más, sonreír ante ti y poder ver tu maravillosa sonrisa. No hacía ni un día que habías marchado de mi lado y ya te echaba de menos.

Me costó aceptarlo y era muy triste no poder volver a aquella rutina que hacíamos juntos; Estuve una buena temporada yendo al psicólogo para poder superar tu perdida, y siento mucho haber faltado a tu entierro, no podía soportar verte de aquella manera y mucho menos que fuese la última vez que te viese. Aun así, ahora voy a menudo a explicarte mis penas y te dejo el mejor tulipán de la ciudad con una pequeña carta diciéndote lo mucho que sigo queriéndote. ¿Y tu anillo? Lo conservo igual que el mismo día que lo compre, en mi mesilla de noche, esperando que un día pueda ser tuyo.

Sigo muy frustrado aún por tu perdida, pero pienso en positivo y sé que volveré a verte algún día y que cuando llegue, volveremos a estar juntos.

Fin.

jueves, 15 de noviembre de 2012

Primavera - Segunda Parte



Aún sigues acaparando espacio de mi vida que nadie podrá hacer desaparecer. Seguiré luchando aunque tú hayas marchado, por que sé y aseguro que algún día volveremos a vernos y en ese caso seré yo quien te susurre al oído lo mucho que te quiero.

También hay que recordar nuestro pequeño viaje a Ibiza, tus piernas largas y esbeltas eran de admirar y tu vientre plano que a todos asombraba era más de lo mismo. Como olvidarte tumbada en la arena, con aquél bikini a rayas que te compré para aquella ocasión y que te quedaba más que fabuloso.

¿Sabes que más recuerdo? Aquellas tardes lluviosas, cuando no nos apetecía salir, tumbados en el sofá con aquella manta tejida por tu abuela, comiendo palomitas y viendo nuestra película favorita, Billy Elliot.

Y ponerme a pensar que durante toda aquella apasionante historia solo hubo un pequeño bache y que lo hubiésemos podido arreglar y superarlo juntos… Maldita tu cabezonería y poco empeño que tuve.

Era todo tan perfecto… Nunca imaginé que pudiese acabar de esta forma, que de un día para otro pudiera perderte sin poder hacer nada al respecto. Que una llamada inesperada un día cualquiera me hiciese bajar de aquella nube en la cual estaba tan a gusto.

Como olvidarlo, aquel tres de octubre de dos mil nueve,  estaba tan seguro de mí mismo, tan seguro de mi decisión. Era el único día de la semana que había salido el Sol y el hombre del tiempo había previsto un agradable clima, perfecto para dar un paseo por el parque y cenar a la luz de las velas en aquel restaurante que tanto te gustaba.

Me pase toda la tarde de floristería en floristería para poder comprarte los mejores y más perfectos tulipanes de la ciudad. Después, pasé por la joyería a buscar el anillo que tanto habías deseado desde tu infancia y que estaba dispuesto a darte aquella misma noche dentro de tu copa con un poco de champán.

Mi hermana estaba tan contenta de la noticia que no tardo ni medio minuto en contárselo a mi madre que te tenía en un pedestal. 

Llevada todo el día deseando verte, ansioso de pasar aquella noche que sería muy especial para los dos y recordaríamos durante toda nuestra vida, pero entonces sucedió. Tan solo faltaban dos horas para poder contemplar tu rostro en el otro lado de la mesa justo al lado de la ventana para que pudiésemos contemplar el mar y los barcos en el fondo navegando, cuando me llamó tu padre dándome la ingrata noticia. ¿Cómo no pude darme cuenta? Unos días antes se te veía apagada, como si no tuvieses fuerzas y después repentinamente te encontrabas mal y padecías de fiebre.

Cogí la chaqueta y las llaves del coche y salí de casa sin pensarlo dos veces, mi única dirección en aquel momento era ir inmediatamente al hospital donde comenzó una furia interminable entre el doctor que te atendía y yo por no dejarme pasar a visitarte y saber como estabas. Sus palabras para tranquilizarme eran las mismas que utilizaba con otros pacientes seguramente y pensando de esta forma no podía dejar de imaginarme en todo lo que te podía suceder y lo solo que podía quedarme si te perdía. 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

Otra forma de ver la vida



Imaginemos que somos un barco, el barco tiene velas, y según donde guiemos las velas, llegaremos a los puertos. Si nosotros mismos no guiamos el barco (porque debemos ser el capitán), el barco irá según lo lleve el viento y nuestro barco perderá el rumbo y no llegará a ningún puerto. 

Entonces, ¿A donde queremos que vaya nuestro barco?

jueves, 8 de noviembre de 2012

Es tan simple como que...




En el amor con el paso de los años uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y que una compañía no significa seguridad entonces nos damos cuenta que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y empezamos a construir todos los caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes y los futuros tienen esa puta costumbre de caerse por la mitad y de la nada.

martes, 6 de noviembre de 2012

Se acabo


Porque nos toca aceptar ser sólo amigos 
y al saludarnos simplemente dar la mano 
o conformarnos con un beso en la mejilla,
 y hacer cuenta que en tu vida no soy nada.