Durante estos días he estado de fiesta por semana santa, así que no he podido entrar y seguir subiendo entradas, finalmente hasta hoy tengo un poco de tiempo y aquí va la segunda parte de "más que amigas".
Que noche… ¿Cómo había podido suceder eso? Fue perfecto aunque raro, ¿Cómo reaccionaríamos ahora ante esto? Yo no quería que parase, me había encantado y quería que siguiese siendo así, quería hablar con ella y aclararlo todo, que quería estar a su lado y no dejarla marchar.
-Lina… -Dije un tanto nerviosa
-María, quiero que sepas antes de todo que me ha encantado
Me quedé sorprendida ¿enserio le había gustado a Lina? No me disgustaba, pero una chica como ella experimentando y diciéndome eso fue un tanto sorprendente.
-En… ¿Enserio?
-María, no sabía qué hacer para que sucediese…
Ella estaba en la situación que yo también estaba pasando, y por un instante me alegré pero aún así habían unos cuantos problemas por los cuales no podíamos ser nosotras mismas y comportarnos como queríamos así que decidimos actuar con normalidad, total dentro de la habitación y en otros lugares no muy públicos y donde no nos conocieran podríamos ser como quisiéramos, podríamos besarnos, abrazarnos, cogernos de las manos y total eso entre chicas y a demás jóvenes no sé ve con mala cara.
Pasaron los días y yo estaba muy feliz con Lina, ya sabía que era una chica encantadora pero desde que éramos novias, porque sí, aquél mismo día ella se declaro abiertamente hacia a mí y yo se lo pedí pasó algo inesperado.
-María, te amo – Dijo de la nada
¿Qué? Eso sí que no me lo esperaba, y dudaba si en verdad yo también la amaba o solo era un amor pasajero y algo normal en mi adolescencia, estaba en la flor de la vida en mi juventud, donde mi madre y mi padre siempre me recordaban que tendría mucha curiosidad, al cabo de poco tiempo comencé a sentir menos hacia ella, pero aún así disimulaba estar bien, no quería hacerle daño, quería estar su lado, pero me sentía incomoda y dentro de mí había un vacío grande que ella no podía llenar, la cobardía me ganaba y no era capaz de decírselo.
-María, ¿Te apetece que vayamos esta noche a la playa?
-Claro, ¿Por qué no?
-Perfecto, pues cuando acabemos la faena en casa, nos duchamos juntas y salimos.
-Muy bien.
Mientras acabamos poco a poco la limpieza en casa, me había puesto a pensar, ¿Ducharnos juntas? No os mentiré me daba cosa, pero mi curiosidad cada vez era más grande, aunque quizá podía hacerle ilusiones y al fin y al cabo quizá acabase mal esto y no volviéramos a hablarnos, no me quería arriesgar.
-Ya estoy ¿Has acabado?
-No aún no – Le dije - ¿Por qué no te duchas tú antes?
En verdad yo sí había acabado, pero era lo único que se me ocurrió decirle en aquellos momentos para no ducharnos juntas.
-Bueno te ayudo y así nos vamos a la ducha –Me dijo
-No hace falta de verdad, vete tú antes total, no tardaré nada
Aún así, ella seguía insistiendo así que acepte a que me ayudase. Al supuestamente acabar nos fuimos a la habitación y ella detrás de mí comenzó a cogerme por la cintura y abrazarme
-Déjame que te ayude – me dijo susurrándome en el oído
Comenzaba a sentir escalofríos por la piel, y poco a poco sentía como mi sexo comenzaba a humedecerse, quizá sí, me gustaba y quería que pasase eso y mucho más, quizá lo que había pensado hace un momento no era lo que realmente me pasaba, puede que quisiese negar lo que sentía como hacía antes pero por fin podía ser sincera y que mi corazón y mi cuerpo actuasen sin pensar.
-De acuerdo – Le dije sonriendo
Comenzó a quitarme lentamente la camisa mientras me tocaba los pechos, mirándome fijamente hacia los ojos, mientras se ponía de puntitas y me besaba con besos que dejaban que desear, después, me dio la vuelta y fue quitándome lentamente el sujetador mientras me daba besos en la espalda y pasaba su lengua caliente en cada centímetro de ella. Dejó caerlo y volvió a girarme, esta vez comenzó a besar mis pechos poco a poco cuidadosamente, ¡Qué excitada! Después mientras iba besando mis mugrones rosas, bajo sus manos hacia mi pantalón y fue desabrochándolo hasta bajármelo y quitármelo, mientras me besaba lentamente, sentía como una mano masajeaba uno de mis pechos y la otra se introducía suavemente entre mis braguitas y comenzaba a tocar con movimientos circulares mi sexo.
-¿Te gusta? –Me preguntaba
-No… Porque me encanta – Le respondía con una sonrisa de oreja a oreja
Paró de hacerlo de repente, y yo me preguntaba una y otra vez si mi comentario le había molestado y lo único que quería era que le dijese que sí.
-Venga María, vamos a ducharnos
¿Qué? ¿Estaba jugando conmigo? Me había excitado para nada, me había comenzado a besar, a tocar y hacerme de todo, solo para dejarme con las ganas, ¡Qué mala que era Lina! Pensaba en aquellos instantes. Busqué y pensé dentro de mi cabeza, algún que otro plan "maléfico” para vengarme de lo que me había hecho, y ¡zas! Respuesta concedida del más allá.
-Muy bien Lina.
Se quito la ropa y yo esperé que se fuese hacía el baño y se metiese en la ducha, cuando ya estaba dentro yo entre sin que se diese cuenta y comencé a cogerla por detrás con un juguete sexual que no hace mucho mis amigas me habían comprado y que por un motivo u otro no había utilizado porque me daba vergüenza o por que directamente a esa edad no me apetecía jugar con esas cosas.
-¿¡Qué haces!? –Me preguntaba exclamando como loca
-Nada mujer, déjate llevar, seguro que te gusta – Y mientras se lo decía me reía –
-¡Que no, que no quiero!
-Que sí
La cogí con fuerza e intentaba con una de las piernas introducirla en medio de las de ella y poco a poco ella dejó de hacer fuerza para evitar que pasase, ya aceptando que no podía hacer nada. Lo introduje despacio para que ella no sintiese dolor, no solo la había convencido a la fuerza para hacerlo, sino que todavía tendría que sentir dolor. Al ver que no entraba tuve que forzar un poco hacia dentro y moverlo circularmente para que entrase, ella gemía como loca del placer y el poco dolor que le causaba aquél objeto simulando un pene.
-Ah, María me está comenzado a doler – Decía quejándose pero igual gimiendo.
-Tranquila Lina, poco a poco se te irá pasando el dolor.
-Bueno… vale
Estuvimos así unos cuantos minutos, mientras el agua caliente nos caía en el cuerpo y nos excitaba aún más, solo se escuchaban los gemidos de Lina por toda la casa y el sonido del vibrador en el baño.
-Uh… sii María… -Gemía
Podría decirse que estaba perdiendo la virginidad ante mis ojos con un vibrador, aquella tarde fue maravillosa y como siempre nos poníamos como perras en celo.
Estuvimos unas cuantas horas hasta que nuestro juego sexual acabo, ya que Lina no podía más y se había corrido completamente y sin fuerzas salimos de la ducha ya que mis padres habían regresado a casa.
Por la noche fuimos a dar aquella maravillosa vuelta por la playa contemplando el sonido de las olas del mar contra la arena y la luna con todo su esplendor reflejándose en el agua. Nos miramos fijamente y nos besamos, aquél momento siempre estará dentro de mi corazón… Parecía sacado de una película.
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