sábado, 18 de agosto de 2012

Y parecía un juego tonto

Bien, antes de todo para que entendáis más o menos por que he puesto ese titulo a la entrada, es simple.

Cuando yo tenía 7 años solía jugar a que me quedaba ciega o me vendaba los ojos con algún pañuelo de mamá y seguidamente contaba los pasos y giros que tenía que hacer por cada habitación y/o rincón de mi casa. Este pequeño  juego que al principio era inocente y divertido, comenzó a ser algo rutinario cada vez que me mudaba. A mis 13 años a principios del verano pasado, lo hice varias veces hasta que finalmente, aprendí con los ojos cerrados/vendados a andar por casa sin ningún problema.

Teniendo en cuenta lo anterior, vengo con algo que es posible que haya hecho un hueco dentro de mí como un trauma más de los muchos que tengo.
Esta mañana concretamente las 6:30  me he despertado por el ruido que suele hacer el Mercadona todos los santos días, pero algo había cambiado y es que éste "algo" era haber perdido la vista por más de 15 minutos (Para vosotros quizá una tontería, para mí una eternidad). No fue en plan "No puedo ver, estoy ciega" fue más o menos "¿Qué coñ* está pasando aquí?"

Efectivamente, legañas, ese moco cristalizado y mezclado con otras sustancias se había apoderado de mis ojos y no me permitía abrirlos de alguna manera. 
¿Mi reacción? Como si fuese un ataque cardíaco (aunque no haya comparación) pues nunca me ha pasado algo semejante y era/es algo nuevo para mí.

Quizá más de alguno se pregunte ¿Y que hiciste?
Pues lo que toda chica hace a las 6:30 en un sofá con legañas, despertar a mi pareja dándole golpecitos en el brazo por el pánico que tenía al serme imposible abrir los ojos.

Acto seguido intenté volver a dormir, ya que fue el consejo que me dio mi pareja, aún así, no podía pegar ojo con eso impidiéndome ver.

Después de unos 15 minutos eternos decidí levantarme e ir al baño a quitarme eso.

Me levanté, y con los ojos cerrados abrí mi mente y vi como poco a poco de ese lugar oscuro que veía se iba abriendo un camino donde podía observar perfectamente, la mesa del comedor, el armario, la puerta cerrada, la luz del pasillo, la puerta del baño y el grifo. 

Después de ese (al menos para mí) sufrimiento, pude ver al mi alrededor lo más preciado de mi vida, mi hogar.

P.D : No exagero, y para los que piesen que lo hago, adelante. 







No hay comentarios:

Publicar un comentario

*Intenta tener tu perfil habilitado o comentar como Nombre/URL u la opción OpenID para poder ver tu blog.

*Los insultos u otros pajaritos serán bien recibidos siempre que tengan un motivo y que éste, esté escrito en el comentario.