jueves, 5 de abril de 2012

"Relaciones intimas con mi vecino" primera parte

Relaciones intimas con mi vecino, es un relato con una chica de 14 años llamada Elena que comienza a tener una relación amorosa con uno de sus vecinos que vive al lado de ella.
Comienzan a hablar poco a poco y a conocerte hasta que finalmente comienzan a ponerse interesante y a experimentar sensaciones y momentos que nunca habían tenido la oportunidad hasta ahora de hacerlo.


A mis 14 años, solía viajar mucho por el dichoso trabajo de mi padre, siempre de allí para allá, estaba harta, pero por fin mi padre me prometió que no cambiaríamos otra vez de casa por un buen tiempo.

Era un edificio bastante conservado quizá tenía unos 2 o 3 años de haber sido construido. Vivía mucha gente,  era un edificio de unos 4 pisos, mi madre insistía que me fuese a presentar a los demás vecinos de la planta pero por lo visto solo había 3 apartamentos ocupados y uno de ellos éramos nosotros, antes de que yo saliera por la puerta, tocaron, así que la abrí.

-¡Bienvenidos!

-Buenas… Buenas tardes

-¿Están tus padres por aquí?

-Sí claro, ahora mismo.

Llamé a mi madre y le dije que había una pareja en la puerta esperándola. Se trataba de los Rosen, eran uno de los vecinos de la planta, parecían simpáticos aunque un tanto cotillas ya que dejé la puerta abierta y ellos rebuscaron un poco en una de las cajas que había en la entrada. Al final del día teníamos todo organizado, ¡mi madre es una máquina!

¡Qué calor! – Pensaba- En ese pueblo, no solo que era pequeño hacía mucho calor, era insoportable. Así que salí un poco a dar una vuelta, cuando le di al botón del ascensor un chico de entre unos 20 y 24 años, salía del lado de mi casa.
-¿Sois los nuevos? – Preguntó –

-Sí…

 -¡Bienvenidos! – Dijo con una sonrisa-

-Gracias – Le respondí -

-Hacía mucho tiempo que no veía a una chica tan guapa en este edificio – Dijo sin ningún motivo- Me refiero a ti, por supuesto – prosiguió

Yo solté mi típica sonrisa picarona y me puse roja, era un chico muy apuesto, era rubio con unos ojos entre azul y verde eran preciosos y no solo eso, era alto y tenía un buen cuerpo y su piel parecía suave. Bajamos juntos en el ascensor y tuvimos una charla bastante corta, ya que el trayecto en un ascensor no es muy largo, pero me sentí muy bien con aquél chico, pero como no  se me olvido preguntarle cómo se llamaba, es que soy muy despistada.

Eran las 5 de la tarde y volví a casa, estaba agotada, me puse a jugar un poco con unos niños pequeños que habían por el parque, eran de lo más monos. Al volver me encontré otra vez a ese chico, pensé en que la vida me estaba dando otra oportunidad para conocerlo mejor y así echar raíces en el edificio

-Buenas tardes preciosa – Dijo al verme-

-Buenas… Buenas tardes – Le respondí ya nerviosa-

-Perdona por antes, no te pregunté tu nombre, soy un poco despistado.

-¡Oh! No pasa nada, pues, me llamo Elena, encantada.

- Qué nombre tan bonito. Pues yo me llamo Iván, encantado.

Volvimos a subir por el ascensor juntos, y tuvimos otra charla corta pero igual seguí sintiéndome muy cómoda con él, al llegar a la 3º planta, es decir nuestro destino salimos del ascensor, pero, como yo soy tan patosa, casi me caigo… ¡Qué vergüenza pase en ese instante! pero él me cogió por la cintura, hay que decir, que al principio fue un tanto extraño…

-Gracias… Y perdona. –Le dije-

-¿Perdona? No es tu culpa que casi te caigas – Dijo, entre una sonrisa-

-Oye, ¿te gustan los videojuegos?

-¡Claro! – Le respondí sin ningún miedo.

-Pues a ver cuando te pasas y jugamos mientras merendamos un poco, no hace mucho me he comprado la xbox360 y jugar solo… No me gusta tanto.

-Está bien, ya me avisaras cuando.

Al estar ya dentro de casa, fui directamente a mi habitación, me tumbe en la cama y pensaba una y otra vez en ese chico tan apuesto del que solo conocía 1 día, y del que quizá me había comenzado a gustar ¡Pero que estoy pensando! No lo conocía de nada y era mayor que yo, me echaba unos 6 años. Al rato, me quedé dormida hasta que mi madre me llamo para cenar ¡Qué mujer tan inoportuna! Pensé, siempre hacia lo mismo, cada vez que me dormía ella acababa de hacer la cena y me llamaba.

Después de cenar y ayudar un poco a recoger la mesa, me fui a la ducha, pero aún así no dejaba de pensar en Iván.

Al salir de la ducha, entre en mi habitación y me sequé un poco con la toalla y la dejé en la silla que hay en mi escritorio. Iba a estrenar un pijama rosa con puntos blancos nuevo que mi padre me había comprado para compensarme tantas molestias por el traslado, pero aún seguía teniendo la etiqueta así que me giré y cogí unas tijeras y al poner la vista enfrente, lo vi, era Iván observándome como estaba desnuda con el pelo mojado ¡Qué es esto! Pensé por un momento, me hice la loca, como si no lo hubiese visto, y a veces, miraba un poco para ver si seguía allí, en efecto, seguía mirándome como me ponía la ropa.

No sabía que esa ventana era la que daba a la habitación de Iván, por lo visto era un chico que vivía solo, y eso lo sabía por qué mi madre se hizo intima en tan solo 2 días con la señora Rosen, sí, al final resultaba que esa mujer era una cotilla de primera… Pobre su marido lo que le tocaba soportar en casa.

Al día siguiente, unas amigas habían decidido venir a visitarme, y mi madre como siempre, me daba la llave del buzón y me tocaba ir a buscar el correo que había en la entrada principal del edificio, cuando salí de casa y al tocar el botón del ascensor, Iván salió como una bala hacía mí.

-¿Te apetece jugar esta tarde? – Me preguntó

Por un momento, pensé como podía ser posible que estuviera tan normal después de lo que había ocurrido la noche anterior. Pero yo no me lo pensé dos veces

-¡Claro!

¡MIERDA! Yo ya tenía planes… es para ser tonta, así que pensé en llamar a una de ellas y decirle que me había constipado. ¿Constipada en verano? ¿Enserio? En fin, mis amigas tampoco se darían cuenta, eran un tanto cortas.

-Pásate por mi casa sobre las 5 ¿de acuerdo?

-Muy bien.

Ese día no sabía que ponerme, parecía una cita ¿Y si lo era? Tendría que ir guapa para él, decidí ponerme una falda que no me había puesto desde hace mucho tiempo ya que me daba vergüenza salir con ella por lo corta que era,  y me puse una camisa básica de tirantes blanco, supe que iba guapa cuando mi padre me vio y saltó:

-¡Pero qué guapa vas hoy!

Mi padre era el típico hombre que decía la verdad siempre, y cuando mi madre iba mal vestida siempre le decía "ponte guapa mujer, que ese cuerpo hay que enseñarlo  mejor” así que con su comentario, supe que iba bien.

Cuando faltaban tan solo 10 minutos para estar con él en el sofá jugando, pensé ¿Y si pasase algo? ¡No! Imposible, ¿Cómo un chico de su edad se fijaría en mí? ¡Solo tenía 14 años por favor! ; Era la hora, así que salí de casa sin decirle a mi madre que estaría con el vecino de al lado (por qué si se enterase, me mataría y no me dejaría ir) toqué la puerta y me abrió:

-Adelante – Dijo sorprendido al verme-

Entré y me sorprendí más yo, un chico de su edad tendría un piso realmente echa una pocilga pero al contrario Iván, lo tenía todo ordenado y solo al entrar sentías un aroma floral, me indicó hacia donde tenía que ir, y al estar allí me senté en el sofá:

-Tienes una casa preciosa

-Muchas gracias nena, me gusta tenerlo todo limpio

¿Nena? ¿Enserio eso estaba ocurriendo?

-¿A qué juego jugaremos?

-¿Te gustan los juegos de guerra?

-Me encantan – Y era cierto, me encantaban los juegos de guerra-

Estuvimos un buen rato jugando y por lo visto era mejor jugadora que él, y de vez en cuando se me quedaba mirando fijamente ¡No me gusta que me miren! Me ponen muy nerviosa. Después sacó unas patatas y unos vasos con coca-cola:

-¡Por la nueva amistad! – Dijo

-¡Por la nueva amistad!

Al acabar de comer las patatas me volvió a ver fijamente ¡Qué nerviosa estaba! Yo también me quedé mirándolo, y  noté como se acercaba cada vez más y sin pensarlo dos veces me beso, tengo que confesar que me encantó pero igual sabía que estaba mal así que me aparte

-Pero… ¡Pero qué haces Iván!

-Perdona… No me he podido contener… Llevo estos dos días pensando todo el rato en ti, en lo guapa que eres, en que quiero que seas mía y solo mía.

Después de esas palabras… fui yo quien se lanzó hacia a él para besarle y sentí poco a poco como iba subiendo su mano entre mis piernas, haciendo círculos y con la otra mano acariciándome la cara, efectivamente, su piel era suave. Al principio estaba nerviosa pero sus palabras para tranquilizarme, lograron dejarme llevar.

Me fue quitando la falda poco a poco sin dejar de besarme igual que  yo le iba quitando su camisa azul, me recosté en el sofá y él se puso encima, pensaba que no podría tener un cuerpo mejor pero me equivoqué tenía los abdominales marcadísimos y eso me excitaba mucho, después de besarnos un buen rato, me quitó mi camisa de tirantes blanca dejándome solo en ropa interior, y él se quitó también su pantalón quedándose solo con sus bóxer negros.

-Iván… ¿Crees que esto está bien? –Le pregunté-

-No creo que esté bien y tampoco que está mal, amor, vivamos el presente y el pasado y el futuro dejémoslos detrás.

Prosiguió metiéndome uno de los dedos, eran delgados pero largos y yo no pude evitar gemir, lo metía y lo sacaba una y otra vez sin parar, cada vez más fuerte y más rápido y después de un buen rato llegué al séptimo cielo y me condujo al orgasmo ¡Qué delicioso! Nunca había experimentado algo parecido y para ser sincera me encantaba.

Se quito el bóxer y yo sabía lo que él realmente quería, me dejé llevar por mis instintos sexuales y lo eche hacía atrás me puse de rodillas y comencé a lamerla como si fuera un polo y estuviese derritiéndose por el calor, para ser lo más detallada posible os diré que ya tenía práctica, no, no se la había chupado nunca a un hombre pero mis amigas solían practicar para más adelante con un plátano o cualquier cosa que tuvieran cerca con una forma semejante a un pene, y muchas veces me preguntaba ¿Por qué no? Así que se podía decir que tenía un poco de práctica.

A lo que él mientras lo hacía me decía:

-Nena, no lo haces tan mal

Yo seguía sin parar con muchas ganas de probar lo que  muchas amigas mías que ya lo habían hecho decían que era algo realmente exquisito aunque yo a veces pensaba, como si se tratara de caviar… Pero por primera vez podría opinar si era cierto o no.

Estuvimos así  unos minutos hasta que por fin sentí unos espasmos como si su pene igual que sus dedos largo pero no muy grueso estuviese a punto de estallar y efectivamente, estaba a punto de correrse, así que comencé a hacerle una paja mientras seguía succionando más y más y ¡pum! Corrida al canto, aquél líquido blanco y caliente llego hasta mi garganta y estuvo así unos buenos segundos y tendré que decir que no, no se trataba de algo parecido al caviar…

 Seguidamente, el me dio las gracias, y comenzó a besarme metiéndome su lengua caliente y gruesa en la boca haciendo movimientos circulares, quien iba a decir, que una lengua tan normal y corriente podía llegar a excitarme tanto, prosiguió a quitarme las braguitas mientras me daba besos en el cuello y me decía que me deseaba desde el primer momento en que me vio, después de quedarme solo en un simple sujetador blanco bajo hasta mi sexo que ya estaba húmedo y comenzó a lamer mi clítoris de abajo a arriba  con la punta de su lengua, después volvió a meter su dedo pero esta vez no fue solo uno sino dos y volvió a hacer el mismo proceso que hace un momento y eso me hizo sentir un placer aún más grande y comencé a gemir

-Aaaaah… mmmm... –Decía una y otra vez

-¿Estás preparada? – Me preguntó

¿A qué se refería con estar preparada? No estaba para pensar en ese momento, estaba cachonda, excitada estaba perdiendo mi virginidad por minutos, así que conteste:

-Sí, lo estoy

Así que me abrió las  piernas se puso de rodillas e intentando meterla poco a poco para que no sintiera tanto dolor logró meterla todo mientras yo no sabía que pensar, que sentir estaba en una nube, era como estar en el paraíso, era algo realmente espectacular, seguidamente comenzó a mover sacándola y metiéndola con ritmo era algo por lo que realmente había que disfrutar quizá no se volviese a repetir.

Aaaah… mmm… Iván quiero que lo hagas más rápido –Le decía

Él estaba encantado que se lo dijese y comenzó a hacerlo más rápido y más duro hasta que yo ya no sabía cómo respirar, porque me estaba quedando sin oxigeno y tampoco es que me importase mucho, había perdido mi virginidad con mi vecino, aquél vecino tan apuesto y que con sus ojos me mataba.

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